domingo, 28 de julio de 2013

La noche de los Hipsters vivientes

Noche de calor pegajosa, de las que el asfalto se adhiere a las suelas cansadas. Bochorno, quemazón interna, que ni las cervezas enlatadas, al suelo arrimadas, alivian. Volvemos a encontrarnos los tres, como tantas noches, entre risas, miradas y consuelos, de esos que sólo la confianza trabajada y la creencia recorrida avalan. Y me hablan de nuevos géneros, de nuevas fórmulas. La misma basura con diferente disfraz. "Te hablarán de cortos, de espiritualidad, de forma profunda" me advierten, entre espumarajos huyendo de mí por la nariz. "Están por todas partes; no los has visto?", y yo en mi retiro de ciento ochenta días, ignorante de lo que se avecina. "Son listos, y rápidos", me previenen. Y ya no es miedo lo que siento. Si no, cada vez, más lástima. A nuestro lado, ponen la banda sonora unos desapegados de fingidas felicidades por su exiliada necesidad social. Son lo mismo, pero en lugar de camisas de cuadros y largas barbas de imitación leñadora, se pintan con dos dedos de mugre y ropas ajadas. Y todos se ven diferentes. Y todos se ven únicos. Y no son más que la misma inmundicia con diferente traje. Y se levantan y vienen a alimentarse de tu cerebro. Intentan meter en tu mente nuevos ideales, que son los mismos que me abochornan, adornados con insólitos lenguajes. Modernos falsos profetas portadores de la verdad absoluta. Y sólo necesito huir. Lejos de una especie que no me corresponde, que no me representa y que me hace sentir tan avergonzada... Menos mal que en mi camino me crucé con algunos de vosotros, que sois partes de mi reflejo. Si no, ya me habría escondido en las galerías de los Morlocks. Allí me sentiría más a salvo.



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