Se mudó la
decepción. Se cambió de barrio, de ubicación.
Se llevó con
ella la soledad, el hastío y la enfermedad.
Dejando la
puerta bien abierta tras de sí
y nuevo
espacio en blanco para escribir.
Volver a ser
yo misma, tornando a sonreír
Cuidando a
la misma niña, más codiciosa y sabia,
sin apostar
la inocencia pero diestra en armas,
regreso a mi
apostura y a mi regia confianza.
Conquistando
los cebos que hechicen caricias
lujuria,
deseo, admiración, y foráneo recelo,
recupero mi
natura, afianzo mi cuerpo,
me fundo
en olas que embisten el miedo.
¡Ahora tengo
ansias de volver a sentir!
De provocar
reacciones, de aprender a mentir,
-¡Qué
tiemble mi cuerpo! ¡La mente a dormir!-
De morir de
placer mientras muero.
De vibrar
sin fingir.
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