Y si todo fuera un sueño? Y si no desperté, tras acostarme
aquella noche, luego de colisionar con la certera realidad? Y si ya no crecí
más, salvo en mi sueño? Si todo lo que creo haber vivido, recorrido, gozado, no
ha existido. O quizá, algunos de mis compañeros, Krauss, Meissner, Pacini y
Ruffini me llevaron al engaño, haciéndome creer que todo era real.
Y si tan sólo soy un cuerpo extraño, obumbrata et velata,
abandonado en un lecho solitario, que bucea en un mar onírico de emociones
gestadas por mi propia mente, enferma y pútrida?
No estoy aquí; sigo confundida en aquella cama.
No escribo estas palabras enlazadas por letras y espacios.
Ceros y unos.
Lenguaje para que otros cuerpos extraños,
tan lejanos, tan cercanos, tan sinónimos, tan distintos,
puedan descifrarme.
Pero esto no es real.
La música que me mece sólo suena en mi cerebro. Sólo sucede
en mí.
Y ninguno de vosotros existís.
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