Destrózame.... haz de mi
cien mil vacuos fragmentos.
Segméntame... descomponme
en reflejos de opacidad.
Desarticula mis correosos
y encriptados códigos.
Desmonta mi sinopsis, mi
esencia y viscosa materia.
Dispérsame... haz de mi
la interminable ausencia.
Condéname a fronteras de
inútil carne e intenciones.
Lanza mis escasos talentos
contra partituras de ingenio.
Arrójame averiada al
desierto del desmesurado olvido.
Lo intentarás y
pretenderás, una y otra vez... una más...
sin vislumbrar cuáles son
las excusas o pretextos.
Y volverás a alcanzar mi
mano, mientras me alejo de ti;
esta vez mi dorso
devolverá tu impostora sonrisa.
Tras toscas costuras, sólo
resiste la serena fortaleza.
Y ya no quiero más tu
hipnótica boca ni caricias que incendian.
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