Y quiero la brisa de sus dedos, leve intimidad;
la cálida humedad en mi oído, lascivo eco.
Susurros de palabras que son roces;
consumado tiempo ha, hoy azar revisitado.
Mente que me abrasa por dentro,
imantado cuerpo que incendia mi ser,
estremeciendo mi nervadura en sentido inverso.
Codicio ser novel en credo, causa y efecto.
Anhelo franqueza de gestos y verbo,
qué se inicien las teclas de mis secretos.
¡Inalcanzables deseos los míos!... Pueriles...
Ya no queda tiempo para pausas y arrebatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.