sábado, 9 de noviembre de 2024

ATRAPAR AL MIEDO

 

Las pérdidas a mi alrededor me hacen anhelar el control;

me desarman, me vulneran y laceran

tornando mi fortaleza en miedo y urgencia,

pánico espantoso que devora capacidad y talentos.


Ahora tengo arrinconado a mi miedo,

pero quiero atraparlo en una celda inexpugnable,

en una galera de la que no pueda escapar;

controlar su voracidad y potestad; someterlo.


Porque el miedo mata la mente,

y esa es la pequeña muerte

que conduce a la destrucción total.

Y quiero no tener miedo. No quiero.


Construiré una trampa

que el miedo no podrá eludir...

Y eso me hará ser libre

para aceptar el dolor.



domingo, 28 de julio de 2024

QUIERO SER

Quiero ser agua para no detenerme

Quiero ser viento para perderme

Quiero ser libre para caerme

Quiero ser fuego para atreverme


Quiero ser piadosa para conmoverme

Quiero ser racional para protegerme

Quiero ser cabal para sosegarme

Quiero ser íntegra para complacerme


No quiero ser ella para no avergonzarme

No quiero ser él para no conformarme

No quiero ser perro para no someterme

No quiero ser tú para apreciarme y quererme

SEGUIR SOÑANDO

Suena el despertador

Me levanto

Hago cosas

Y me pregunto, si no estaré soñando


Paladeo el café

insípido

igual que ayer

Vuelvo a notar la sal en mis labios


Intento recordar

mi última risa

eco lejano

Siento mis manos frías


Debo estar despierta

pues me sangran los labios

escuecen por las lágrimas

secos, ateridos y agrietados


Pánico a tener poco tiempo,

ahora, que te he descubierto.

Temor a perder tu aroma y tu tempo;

sin ti no hay motivo ni aliento.

Tú piel, tu voz y mirada,

que guían mi ritmo y camino.

Tus manos, tus bucles, 

tu piel besada,

mi futuro que adoctrino.



La crueldad de la nitidez

 mentir

verbo intransitivo

Decir deliberadamente lo contrario de lo que se sabe, se cree o se piensa que es verdad con el fin de engañar a alguien.

"mintió al afirmar que desconocía las actividades delictivas de sus colaboradores".

La mentira se define como la afirmación que realiza una persona estando plenamente consciente de que es falsa.


Quiero tener dioptrías para necesitar gafas

y evitar así la crueldad de la nitidez,

pues descarto utilizarlas, ¡sí señor!

Mejor vivir con ignorancia y placidez.


Quiero perder el olfato, padecer anosmia repentina;

desvanecer ese perspicaz sentido primitivo, involuntario e irracional

que me señala la falacia, alertando a mi cerebro,

dejándome solitaria con mi incredulidad y cautela.


Envidio la candidez y confianza de algunos

que no desvelan incongruencias y embustes.

¡Qué suerte la suya! ¡Qué afortunados!

Ingenuos portadores de latente desconsuelo

entre sonrisa bovina y quimérica alegría.

Reloj de arena

Volví a despertar cubierta por la capa de dilatada tristeza,

Melancólico vacío y demanda de solitud adherida a mi piel,

vacilando si este es el mañana que deseo

y el tiempo escapa a través del reloj de arena.


Nostalgia de un pasado reciente

que atormenta con memorias

de lo que pudo haber sido, fue, y desertó.


Se emponzoñó el amor y la vehemencia

se vulgarizó la avidez y la pasión.

El deseo se tornó desidia, inapetencia,

y la conquista y disposición se aburguesó


Sucesión de hábitos y rutina insípida

que ni me colman ni me recargan,

y las heridas que no cicatrizan

postergadas con insustanciales vendajes de anhelo.


Y la a espera de restaurar lo que se vició

si es posible recuperar lo malgastado...


Mi mente que no da holgura, demanda,

inconformista y codiciosa, arde,

mi alma que suplica clemencia y calma,

serenando el vacío de erotismo y de cama.

Mitomanía sin prescripción

No hace demasiado, hablaba con mi amiga Sira

-avezada ella en la observación y análisis de los patrones humanos-,

sorbiendo edulcorado té y exhalando arsénico, benceno, berilio y cromo,

llegando, por fin, el dilatado coloquio a su cúspide analítica:

nuestros coetáneos fariseos.


Ahora ya no hay que estudiar una carrera...

¡hay que inventársela!

En su progresiva e inquietante indagación antropológica,

llegó mi amiga a escudriñar en los oscuros y decadentes pasajes de las redes sociales (arriesgando así su salubridad y lozanía intelectual),

rastreando en los más ocultos e impúdicos cobijos,

revelando así, lo que es capaz de urdir la sesera humana escudada por el anonimato o la despersonalización (voluntaria, no el trastorno).


Actualmente puedes crear tu propia entidad, todo aquello que sueñas ser”,

ella me explicaba, ya curtida en mendacidad y sainetes,

¡que la peña se inventa hasta títulos universitarios, profesiones, ex parejas!”,

continuaba exasperada y abatida,

augurando, imagino, lo que le espera a su nonato retoño: una consentida caterva de mitomanía sin prescripción.


¡Nunca en la historia de la humanidad coexistieron tal proporción de talento, belleza, triunfo y gloria en el mismo instante!


Si alguna entidad foránea nos observase, tan sólo a través de las fábulas que vendemos, creería fervientemente que este cúmulo de animales sociales,

famélicos y ávidos de reconocimiento o atención, inseguros e inestables,

está compuesto por semidioses.

Todo lo opuesto a la realidad, desgraciadamente.