Anhelamos perfilar el matiz exacto que ansiamos
y al toparnos con él
sólo queremos disiparnos...
Pavor. Cautela. Recelo.
Y prófugos, martillo en la mano derecha, impulsamos la destrucción
mientras con la mano izquierda, no soltamos el cabo que nos une a todo ese amor,
entrega y belleza.
Condenados por nuestra propio escepticismo,
el que nos hace dudar perpetuamente,
de todo aquello que hemos codiciado
por nuestro avezado recelo inherente.
Incapaces de reconocer lo que nuestros sentidos evidencian
azorados damos pasos cortos, siempre expectantes,
temiendo que con cada uno de ellos
resbalemos en el dolor y el desengaño.
Suelto el martillo, mi mano ya no obedece.
Sólo busca asir la tuya, y seguirte
enlazados con esa amarre inesperado,
desterrados de la mendacidad del linaje.
Buena profesora tienes; el insulto y la autocomplacencia son la mejor autopista pare recuperarse de amores perdidos. Así se llega muy lejos y rápidamente a ninguna parte!
ResponderEliminarSuerte.
Pescados y proteínas del mar
EliminarBox
http://ctxt.es/es/20220101/Culturas/38507/stanley-kubrick-the-exhibition-madrid-circulo-de-bellas-artes.htm
ResponderEliminar