lunes, 19 de septiembre de 2022

Reloj de arena

Volví a despertar cubierta por la capa de dilatada tristeza,

Melancólico vacío y demanda de solitud adherida a mi piel,

vacilando si este es el mañana que deseo

y el tiempo escapa a través del reloj de arena.


Nostalgia de un pasado reciente que atormenta con memorias

de lo que pudo haber sido, fue, y desertó.


Se emponzoñó el amor y la vehemencia

se vulgarizó la avidez y la pasión.

El deseo se tornó desidia, inapetencia,

y la conquista y disposición se aburguesó


Sucesión de hábitos y rutina insípida

que ni me colman ni me recargan,

y las heridas que no cicatrizan

postergadas con insustanciales vendajes de anhelo.


Y la a espera de restaurar lo que se vició

si es posible recuperar lo malgastado...


Mi mente que no da holgura, demanda,

inconformista y codiciosa, arde,

mi alma que suplica clemencia y calma,

serenando el vacío de erotismo y de cama.


lunes, 28 de marzo de 2022

Conexión

Desde el primer encuentro casual,

la voz, la piel, las parejas vibraciones,

los ingenios comenzaron a engranarse.

Sin contacto ni roce, clavaste tu aguijón

incitando la admiración y el asombro.


Pero no era el paraje oportuno.


Desgaste, caída y desconsuelo,

lapso de decisiones y catarsis,

que debieron tomarse mucho antes;

necesidad de despejar el camino, de desatarse...


Llegaron la dicción, los bagajes y los arpegios

fotograma a fotograma, hilaridad compartida,

almas que se anexan porque no pueden eludirse,

compartiendo instantes, rompiendo patrones.


Pero todavía era demasiado pronto.


¡Maldita gravedad indomable!

Lidiando por negar lo inevitable

y por fin la explosión de pasión contenida

el sabor adictivo, la carne que cautiva,

mentes en colisión que fusionan

y esa intensa mirada que todo penetra.


                             Para y por Marc,

viernes, 25 de febrero de 2022

Cerca del mar

Cerca del mar, de la orilla, quedaron sus memorias;

rastros lacerantes aún, castigan,

con notas sutiles de la sal de su boca.


Viajeros distantes creyeron leernos, desde la veloz ventana del tren.

Imaginaron, suspirando, nuestras vidas protegidas tras las rocas.


Observé su ardiente empeño, su oscilación...

escuché su verbo, sentí su tacto que abrasa, su pasión...

Esbozándome en su presente.

sin valerse del color exacto,

recitó desde la vacilación y el temor.


Pero la realidad que el viajero no advirtió,

lo que los ingenuos ojos no divisaron,

es que todo fue irreal, una codiciada quimera,

una fábula desesperada... que mi alma no creyó.


jueves, 3 de febrero de 2022

Black And Blue · Louis Armstrong


Ya vuelvo a las andadas...

Cama solitaria, discusiones con los muelles desgastados.


Y todo, porque yo tengo los dientes torcidos.


Desde que existe la ortodoncia todo el mundo tiene los dientes perfectos.

Clones unos de otros. Desde el extra sin líneas hasta la dependienta de una zapatería.

Ni Bowie, ni otros... todos huelen igual, saben igual y se parecen terroríficamente.

Codiciando lo mismo, repitiendo análogos patrones.


En busca de la perfección simétrica de lo redundante.

Estereotipos sin identidad propia, pero con aceptación colectiva.


Y regreso a mi destierro.

Porque yo tengo los dientes torcidos... y no mastico lo que sea.

Qué sería de mí...

 

Qué sería de mí...


si no hubiera roto cadenas

si me hubiera quedado donde no debía

si hubiera soportado inclemencias

o mirado hacia otro lado


Si no hubiera decidido mi camino

entre pinceles y colores, melodía y letras...


Qué sería de mí... si no creyera en mí

miércoles, 5 de enero de 2022

Martillo en la mano derecha

 

Anhelamos perfilar el matiz exacto que ansiamos

y al toparnos con él

sólo queremos disiparnos...

Pavor. Cautela. Recelo.


Y prófugos, martillo en la mano derecha, impulsamos la destrucción

mientras con la mano izquierda, no soltamos el cabo que nos une a todo ese amor,

entrega y belleza.


Condenados por nuestra propio escepticismo,

el que nos hace dudar perpetuamente,

de todo aquello que hemos codiciado

por nuestro avezado recelo inherente.


Incapaces de reconocer lo que nuestros sentidos evidencian

azorados damos pasos cortos, siempre expectantes,

temiendo que con cada uno de ellos

resbalemos en el dolor y el desengaño.


Suelto el martillo, mi mano ya no obedece.

Sólo busca asir la tuya, y seguirte

enlazados con esa amarre inesperado,

desterrados de la mendacidad del linaje.