Los vampiros de
talentos.
Aquellos que
absorben conocimientos, capacidades y sendas recorridas, sin la
humildad del reconocimiento.
Los que se adhieren
a la carne de la mente, adictos al peso del alma ajena, atribuyéndose
medallas inmerecidas, carentes de trabajo y esfuerzo, calzándose
laureles faltos de tiempo consagrado y sacrificio desgastante.
Codiciosos de
arrobamiento, tiara y gloria, cobrados por falsas valías. Vuestra
robada sonrisa, obediente de admiración, es su alimento. El hombre
ansia, reclama, los derechos de ser humano, pero ninguna de sus
obligaciones, una vez más... La pereza de su engranaje torpe y
privado de recursos les convierte en parásitos de la imaginación.
De las conclusiones. De los empeños. De la ilusión.
Resguardaos, amigos
míos, de los vampiros del ingenio! Cuando os hayan usado, cuando se
hayan saciado, se desprenderán de vosotros sin condolencia. Nunca os
otorgarán el lugar merecido en sus crónicas. Jamás peinarán
vuestro cabello con gratitud. Ni bautizarán sus hazañas con vuestro
nombre.
Nunca os recordarán.
No os harán inmortales.
Para JoanMae, porque
al mirarme en el espejo son sus ojos los que vigilan y devuelven mi
mirada, mi cordura y rescatan mi humanidad.
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