lunes, 20 de abril de 2015

Ellos



Las ruinas que quedan soy... caos... artículo estéril de empatía humana.

Incompetente gestora de emociones; llena de costuras, hueca de sensaciones.

Curiosa, sí. Curiosa pero inmóvil. Lisiada. Tullida. Obstruida en el intento.

Maquinaria desechable. Inepta. Torpe. Averiada.


Toda una autoridad en dolor y cicatrices. Dueña de un almacén de incredulidad.

Única heredera del emporio del recelo, veterana en la acomodada sospecha.

Pasiva por mi cimentada corona de aislamiento, de alimentada repulsa,

presento batalla a los fantasmas, a las memorias, a los fortuitos desafíos.


Y qué me queda sin anhelos? Sin deseo o ingenuo apetito?

Correr en círculos, en una carrera hacia un desenlace previsible,

tan sólo de la mano de difuntos admirados, legados de cenizas

que una vez fueron, siendo ahora inmortales en mil memorias.


Me queda amarlos a ellos. Ellos, que siendo naturales me otorgan paz y sosiego.

Sin miedos. Sin desasosiego o escepticismo. Plácida y pausadamente.

Ellos, sin disfraz ni adulteración, auténticos sin pretensiones. Limpios.

Los que no usan máscaras y son lejanos a la humanidad, afortunadamente.






domingo, 19 de abril de 2015

Los vampiros



Los vampiros de talentos.

Aquellos que absorben conocimientos, capacidades y sendas recorridas, sin la humildad del reconocimiento.

Los que se adhieren a la carne de la mente, adictos al peso del alma ajena, atribuyéndose medallas inmerecidas, carentes de trabajo y esfuerzo, calzándose laureles faltos de tiempo consagrado y sacrificio desgastante.

Codiciosos de arrobamiento, tiara y gloria, cobrados por falsas valías. Vuestra robada sonrisa, obediente de admiración, es su alimento. El hombre ansia, reclama, los derechos de ser humano, pero ninguna de sus obligaciones, una vez más... La pereza de su engranaje torpe y privado de recursos les convierte en parásitos de la imaginación. De las conclusiones. De los empeños. De la ilusión.


Resguardaos, amigos míos, de los vampiros del ingenio! Cuando os hayan usado, cuando se hayan saciado, se desprenderán de vosotros sin condolencia. Nunca os otorgarán el lugar merecido en sus crónicas. Jamás peinarán vuestro cabello con gratitud. Ni bautizarán sus hazañas con vuestro nombre.

Nunca os recordarán. No os harán inmortales.




Para JoanMae, porque al mirarme en el espejo son sus ojos los que vigilan y devuelven mi mirada, mi cordura y rescatan mi humanidad.