martes, 21 de octubre de 2025

¿Por qué?

 

¿Por qué me despierto,

infinidad de mañanas,

con el paladar emponzoñado

de esta adherida sensación,

de no estar donde quiero

ni de dirigirme a donde realmente deseo?


¿Por qué en la oscuridad y penumbra

me asaltan los pensamientos

de desconsuelo y anhelo,

de vacuidad y descontento.


Me asfixia la egolatría e ingratitud de mis congéneres,

el menosprecio e ignorancia, la falta de amor prójimo,

la rabia y envidia disfrazada de veredictos que nadie ha instado,

y me veo, como en un sueño,

atrapada en el dolor por esos desatinados atrevimientos.


Y sólo tu música cura mi alma

y me da nueva perspectiva

alejando la duda y la mancha

la mendacidad y la mentira.


¡Qué sólo deseo vivir mi camino contigo!,

mi sinónimo de argentos bucles y manos de orfebre,

lejos de esos análogos -que de símiles tienen veintitrés peldaños-,

retirándonos mil distancias de sus venenos y falacias

para mirarnos desde cercanía que invita el arco de nuestros labios.