martes, 15 de octubre de 2013

Serena reprimenda (Reseña de la película "Hijos de los hombres")

Con sutileza. Agudo hasta remover nuestra conciencia. Así nos amonesta Alfonso Cuarón desde este fantástico largometraje. Nos muestra la incongruencia del comportamiento humano; la intolerancia; el pavor a todo lo que nos resulta diferente; nuestro egoísmo. Y cómo el destino se mofa inflamándonos de desesperación. Un futuro sucio, frío, clandestino, terco y deshumanizado (me hizo pensar en Blade Runner, no sé si tanto por su argumento como por su estética) en el que precisamente no hay tal cosa: porvenir. Nuestra raza se encamina inexorablemente a su desaparición y Cuarón nos hace ver cuanto lo merecemos. Y con un sarcasmo impredecible tiende a nuestros pies una chaqueta de incoherencia abrumadora: queremos sobrevivir, con exasperación. No deseamos desvanecernos. Pero al mismo tiempo concebimos un especial kit de la desesperanza: todo lo necesario, precisamente, para terminarnos (contradictorio, una vez más). Recomendable para todas aquellas personas que ya piensan que somos una nociva tragedia. Y para los optimistas o los ofuscados, que todavía creen que merecemos esperanza.

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