Alienada en el ordinario circo social,
prestando servicios a la necia masa,
entre lágrimas de aceptación y esterilidad,
cruzo puertas bajo rodillas de jueces.
Miradas de reojo y desaprobación
que dictaminan mi valía y empeño.
No perfilan mi piel, no ven lo que yo.
Y escrutan en prontos tempos mi verbo.
Qué agudeza visionaria poseen!
Qué incomparables talentos!
Esos que ponen precio a mi ingenio
y presentan evidencias de mi torpeza.